La aporía constitucional: ¿hay que obedecer un acuerdo imaginario o las normas constitucionales?

Carlos A. Casanova

 

El señor Poduje ha expresado la inquietud de la abrumadora mayoría de los chilenos que rechazamos el proceso constitucional cocinado por el Frente Amplio y los Comunistas, y al que accedieron irresponsablemente los representantes de Chile Vamos y la DC, en parte porque Sebastián Piñera se negó a cumplir sus responsabilidades como Presidente. Es decir, el señor Poduje expresó que los chilenos estamos cansados de la inestabilidad y no vemos razón para que Chile Vamos continúe haciéndoles el juego a quienes quieren destruir la Patria.

Los acuerdos que se tradujeron en normas a fines del año 2019, establecieron el marco constitucional en el que se dio el proceso que acaba de terminar con una derrota contundente de los enemigos de Chile. Entre esas normas se encontraba el artículo 142, que en su último inciso establece: “Si la cuestión planteada a la ciudadanía en el plebiscito ratificatorio fuere rechazada, continuará vigente la presente Constitución.”

Ése es el marco normativo que obliga a los partidos y a los órganos del Estado, y en el que se dieron todas las votaciones de los últimos dos años dentro del proceso. Una supuesta promesa de cambiar la Constitución por medio de una Convención, a la que aluden Pablo Ortúzar y Claudio Alvarado repetidamente, no constituye marco normativo alguno, ni es la causa por la que el rechazo derrotó al Frente Amplio y al PC. De hecho, volver a abrir el proceso constituyente para dar una segunda oportunidad a los enemigos de Chile para que puedan destruir el país no constituye deber de nadie, sino más bien una violación grosera de la voluntad popular y del Derecho. Si se cree que los amarillos contribuyeron decisivamente a la derrota de aquellos enemigos, entonces conversen con los amarillos sobre cuáles son las reformas que quieren que se refleje en la Constitución, y lleguen a acuerdos, sin poner de nuevo al país al borde del abismo en el que no cayó por milagro y por la excesiva confianza en que incurrieron sus enemigos.

Ortúzar y Alvarado creen que se puede negociar con los comunistas. Se ve que no han estudiado bien la historia. Pero les pediría que al menos lean algunos escritos del propio Marx, que hablan de las tácticas comunistas. Voy a traer un ejemplo paradigmático, de una obra que fue escrita para permanecer secreta, pero que Engels dio a la estampa muchas décadas más tarde, la Carta de la Autoridad Central a la Liga Comunista de marzo de 1850. Haré unos breves extractos y sacaré después las consecuencias.

“La relación del partido revolucionario de los trabajadores con los demócratas pequeño-burgueses [i. e. Chile Vamos y la DC] es ésta: marcha con ellos contra la facción que intenta derrocar [la Constitución de 1980, en este caso], se opone a ellos en todo eso en que ellos pretenden consolidar su posición para su propio interés. Lejos de querer la entera transformación de la sociedad para los proletarios revolucionarios [i. e. para los comunistas], los demócratas pequeño-burgueses se esfuerzan por alcanzar un cambio en las condiciones sociales por medio del cual la sociedad existente se haga tan tolerable y cómoda para ellos como sea posible. […] Mientras los demócratas pequeño-burgueses desean traer la revolución a su término tan pronto como sea posible, […] nuestro interés y nuestra tarea reside en tornar permanente la revolución, hasta que todas las clases que poseen más o menos hayan sido desalojadas de su posición de dominio, el proletariado haya conquistado el poder estatal y la asociación de los proletarios no sólo en un país, sino en todos los países dominantes haya avanzado tanto que haya cesado la competencia entre ellos etc., etc.”

¿Comprenden Ortúzar y Alvarado, o hace falta que Marx resucite y venga a explicarles lo que está pasando ante sus propios ojos? Los marxistas no descansarán hasta que hayan subsumido a Chile en un imperio comunista mundial y hayan destruido por completo todas las estructuras de propiedad y de organización que sean propiamente chilenas. ¿Y cómo piensan hacerlo? Según lo que hemos visto hasta ahora, pactando con ustedes para luego apuñalarlos por la espalda. ¿Pero qué táctica usarán? Sigamos leyendo:

“Obliguen a los demócratas a interferir tantas esferas del orden social hasta ahora existente como sea posible, a perturbar este curso regular y a debilitarse, así como a concentrar lo más posible las fuerzas productivas, los medios de transporte, las industrias, los trenes, etc., en manos del Estado. Los comunistas deben llevar al extremo las propuestas de los demócratas, que en cualquier caso no actúan de manera revolucionaria, sino meramente reformista. Deben llevar al extremo esas propuestas y convertirlas en un ataque contra la propiedad privada; por ejemplo, si los pequeño-burgueses proponen comprar los trenes y las industrias, los trabajadores [i. e. los comunistas] deben exigir que sean confiscados por el Estado sin compensación alguna, por ser propiedad de los reaccionarios. Si los demócratas proponen un impuesto proporcional, los trabajadores deben exigir un impuesto progresivo […] con tasas aumentadas tan drásticamente que arruinen al gran capital; si los demócratas piden regulación de la deuda estatal, los trabajadores deben exigir la bancarrota del Estado”.

¿No reconocen la táctica que se ha seguido, lentamente, desde Ricardo Lagos hasta hoy? Pero lo mejor está por venir.

“Los comunistas deben hacer todo lo posible por su victoria final, dejando claro ante sí mismos cuáles son los intereses de su clase [i. e. de los comunistas], tomando posición como un partido independiente tan pronto como sea posible y no permitiendo que los confundan ni por un momento las frases hipócritas de los demócratas pequeño-burgueses, ni que los aparten de la organización independiente del partido del proletariado [i. e. de los revolucionarios radicales]. Su grito de batalla debe ser: ¡la Revolución Permanente!”

¿Comprenden ahora Claudio y Pablo, Alvarado y Ortúzar, que el engaño y la traición son un asunto de principio en la constitución misma del Frente Amplio y del Partido Comunista? Recuerdo que Caldera, el Presidente que entregó el gobierno a Chávez, comentó una vez que el error más grande que él había cometido fue pensar que Chávez tenía honor. Señores: la ideología comunista “enseña” que el honor es una “fantasmagoría del cerebro”, una ideología que desaparecerá cuando los comunistas conquisten el poder. Entérense, amigos míos, y comprendan por una vez lo que se ha escrito sobre las ideologías: no son sino máscara de la voluntad de poder.

Véanlo a la luz de los hechos recientes. La aplastante derrota del 4 de septiembre no ha hecho sino desatar más todavía el ansia de poder de comunistas y frente amplistas, y acelerar la agenda legislativa y de abolición de la familia, usando encuestas truchas y los serviles medios de comunicación.

Señores: no le queda mucho tiempo a Chile para escapar del abrazo comunista, que lo cerca en todos los flancos. Si no encontramos nuevos líderes, más lúcidos que los que han llevado a cabo la rendición del 15 de noviembre de 2019 o las sucesivas rendiciones posteriores (siendo la última ésta que propone Chile Vamos), la Patria se perderá irremisiblemente, a pesar de que el pueblo ha demostrado que no está tan corrompido como sus líderes políticos y comunicacionales. Ojalá el reclamo de Poduje encuentre oídos más abiertos.

Publicado hace 2 days ago por Carlos A. Casanova