Las Alegrías de Navidad
Estimado radioyente:
Ciertamente que Ud. como como yo y como todos los católicos del mundo entero sufrimos con las iglesias cerradas. Pero si hay algún día en que es particularmente triste no poder entrar al interior de una Iglesia para adorar a Jesús en el tabernáculo o delante de un bonito Pesebre es en esta Navidad.
Sí, porque en la Navidad, el mundo entero se alegra con la Fiesta del Nacimiento del Niño Dios. Tanto es así que la mayoría de los países del mundo suspenderán momentáneamente la cuarentena por ocasión de la celebración de Noche Buena. Es el día para estar juntos en familia y en medio de ella celebrar a la Sagrada Familia.
Para intentar suplir en algo esta ausencia de templos y de villancicos le proponemos este programa consagrado al Nacimiento del Niño Dios.
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Se diría que por ocasión de la Navidad incluso aquellos que no son cristianos reciben algo de la alegría que nos contagia a todos, haciendo que la vida les sea un poco menos pesada y ayudándolos a percibir brillos, esperanzas y suavidades que parecían haber desaparecido de su horizonte, o se encontraban sepultados en el fondo de sus almas.
El Nacimiento de un Dios entre los hombres, hace renacer en todo el género humano la idea de la gratuidad, del regalo. En realidad, ¿puede haber un regalo más grande del que un Dios se haga hombre, igual a nosotros en todo, menos en el pecado?
Esa gratuidad, es la que nos lleva a querer por nuestra parte, ser un poco más gratos, un poco más dadivosos, un poco más caritativos. En una palabra, un poco menos egoístas. Y como la alegría nace mucho más de dar que de recibir, este ambiente nos hace a todos más felices.
De ahí, que antiguamente en Francia, cuando ocurría una muy buena noticia, un acontecimiento que alegraba a todos, se exclamaba, “Noël, Noël”, “Navidad, Navidad”. Era, por así decir, la culminación de lo que podría ser la alegría en este Valle de Lágrimas.
Como comentamos en nuestro programa anterior, la Navidad es la Fiesta de la Familia, porque ella es el ambiente en que por excelencia esta relación de gratuidad se vive de forma permanente. El amor de los padres por sus hijos es gratuito, el amor recíproco de los esposos es gratuito, nada hay en la familia que se cobre o que se pueda transformar en una deuda.
Y en la familia, los que más celebran la Navidad son siempre los niños pues existe entre la virginidad del nacimiento en Belén y la inocencia de los niños, una relación profunda que hace que estos perciban las maravillas del nacimiento como algo propio para ellos.
Así, es natural que por ocasión de la Navidad, sean los coros infantiles aquellos que canten de forma más propia las alegrías de la Navidad.
Le proponemos entonces en este programa, dedicado a la Navidad a oír algunos de los villancicos cantados por niños del mundo entero por ocasión de la Navidad.
Comencemos por algunos que son muy poco conocidos, pero que hoy deben ser cantados en medio de los escombros de la guerra o en lo obscuro de las catacumbas en que se encuentran los católicos. Nos referimos a los villancicos de los niños que viven en los países azotados por la persecución musulmana.
Oigamos un villancico de origen griego pero que se canta también en varios países del Medio Oriente. Le damos la letra para que Ud. pueda entender lo que oye. Seguidos del estribillo “Erurén, erurén, eru, eru, erurén, Salve Señora o Salve Inmaculada”, los versos dicen: “Un Dios sin reino descendió y en la Virgen habitó. Rey de todas las cosas y Señor, Él vino a recrear a Adán. Danzad y alegráos, terrestres, regocijáos, ejércitos de ángeles. Desde Oriente vienen los Magos trayendo regalos valiosos. Recibe, Belén, a tu soberano y Señor, rey de todas la cosas.”
Pasemos ahora al extremo Oriente, en la China, país también donde los niños católicos fieles a Roma deben estar cantando a las escondidas de las autoridades comunistas que pretenden controlar el nombramiento de obispos y toda la vida interna de la Iglesia católica. También allá los niños cantan en el idioma mandarín su alegría de recibir al Niño Dios. Por causa de la censura del régimen tenemos que contentarnos con esta versión de un coro de niños españoles.
En Europa ahora está de moda que las autoridades prohíban los pesebres en las escuelas y otros lugares públicos, pero todavía dejan cantar los Villancicos. Tal sería que los prohibieran donde ellos alcanzaron su mayor difusión, cuando Europa todavía era cristiana, y en especial en dos países, España y Alemania.
Oigamos uno español. … Y uno alemán … Y para terminar esta selección, oigamos otros que brotaron de nuestro suelo.
¿Qué hay de común en todos estos villancicos?
Mucho, comenzando por decir que es el mismo espíritu de Fe que los anima a todos.
¿Qué hay de diferente?
También mucho, pues ellos fueron incubados en culturas y tradiciones de las más diferentes, ubicadas en los países más lejanos.
Este es un buen ejemplo de lo que hemos comentado en otros programas, la belleza de la diversidad en la unidad. La diversidad de lenguas y culturas que cantan la misma alegría de haber recibido al Niño Dios.
Para terminar, pensemos cómo sería un mundo en el que siempre y no sólo en el día de Navidad, todos nos uniéramos en un mismo espíritu de Fe y en el que reinase la paz de los hombres de buena voluntad.
Es lo que pedimos a Dios, cuando rezamos el Padre Nuestro, Venga a nosotros Tu Reino, hágase tu voluntad aquí en la Tierra como en el cielo”.