Por la presente vengo a manifestar mi más enérgico repudio a la pretensión de un grupo de satanistas de ser reconocidos como "una asociación religiosa” por parte del Estado de Chile.

Tal iniciativa contraviene las garantías constitucionales de libertad religiosa, pues ellas se refieren a los cultos que no “se opongan a la moral, a las buenas costumbres y al orden público”.

Los seguidores del demonio no pueden sino querer emular sus obras, que son precisamente las opuestas a la moral y a las buenas costumbres, tal como siempre las entendió el orden jurídico chileno.

Por ello, rechazar su reconocimiento no significa una discriminación arbitraria, como bien lo indican en declaración pública todos los representantes de cultos reconocidos por el Estado de Chile.

Al contrario, de concederles a los satanistas tal reconocimiento, ellos exigirá conferirles otras prerrogativas, como son las que la ley de cultos estipula, entre ellas: “Fundar, mantener y dirigir en forma autónoma institutos de formación (…) , instituciones educacionales, de beneficencia , y crear, participar, patrocinar y fomentar asociaciones, corporaciones y fundaciones, para la realización de sus fines”.

En una palabra, si Ud. acepta esa demanda de los satanistas, estará abriendo las puertas de nuestro país para la promoción del culto al padre de la mentira y del mal, con las inevitables consecuencias para la sana convivencia entre los chilenos. Por lo anterior vengo a manifestar mi total rechazo a esa absurda solicitud.